Un espacio o ambiente protector es aquel en que los niños, niñas y adolescentes adquieren las mejores
herramientas posibles para la construcción de su vida, disfrutando de oportunidades para desarrollar su capacidad individual en un entorno seguro y propicio.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) define un "ambiente protector" como es un espacio seguro de participación, expresión y desarrollo.

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Estos espacios requieren de la participación de adultos conscientes y responsables que proporcionen a la infancia y la adolescencia las herramientas necesarias para que puedan identificar situaciones de violencia, expresar su malestar y saber cómo decirselo a una persona adulta de confianza. 

 

Algunos ejemplos de espacios protectores son:

 

La familia: Tiene la más importante de las funciones. Proteger, formar y preparar para que en la niñez y la adolescencia se desarrollen las cualidades, capacidades, atributos, destrezas y habilidades necesarias para la vivencia y la sobrevivencia.

 

Un ambiente protector en la familia se genera:

  • Con la alimentación materna como actitud protectora inicial. El acto de amamantar crea un vínculo entre la madre y su bebé, que mejora el desarrollo y autoestima en la infancia y la adolescencia.
  • Con la educación en valores.
  • Siendo un soporte para el niño, niña y/o adolescente.
  • Con la enseñanza de habilidades como:  apego, empatía, asertividad, etc. A toda la familia.
  • Con la transmisión y construcción de normas, de límites y todo lo que tiene que ver con la crianza que sea entendida y practicada desde la comunicación afectiva y asertiva.
  • Al entender que en cada momento del desarrollo cada ser humano tiene sus gustos, preferencias, logros y frustraciones, y que esos momentos se viven con alegrías y tristezas que se deben entender y aprender a manejar.
  • Al comprender el mundo de los niños, niñas y adolescentes como un mundo de imaginación y creatividad sin límites, que escapa muchas veces a la comprensión de los adultos, lo cual ayuda enormemente a orientarlos y mostrarles la realidad, sin entrar en juicios o agresividades innecesarios, que son siempre dañinos.

La escuela: En la vida de los niños, niñas y adolescentes, los maestros y, en general, todas aquellas personas cuidadoras o formadoras ocupan un lugar importante como figuras significativas después de sus padres, pues en ellos ponen su confianza y afecto, así como la esperanza de ser queridos y protegidos, más que la misma necesidad de conocimientos.

 

Un ambiente protector en la escuela se genera:

  • Cuando se crean espacios o se aprovechan áreas, materias o clases específicas que posibiliten diferentes habilidades comunicativas y relacionales.
  • Con la disciplina positiva, con la cual se reconoce el valor de cada quien y se refuerza su capacidad para comportarse y relacionarse.
  • Creando actividades que faciliten el aprender a nombrar las emociones y a comprender la forma de manejarlas adecuadamente.
  • Con la promoción de competencias académicas, de manera que se fomente el cumplimiento de objetivos y de resoluciones personales. 
  • Con el diseño y difusión de programas de sensibilización y fortalecimiento en educación, habilidades para la vida, autoconocimiento, comunicación asertiva, relaciones interpersonales y toma de decisiones.

El entorno social:

Toda persona nace en un mundo en el cual tiene que aprender a vivir y adaptarse; un mundo que ejerce sobre ella una influencia que nunca termina y que persistirá en el tiempo. La familia y la institución educativa no son los únicos escenarios donde se interactúa con los demás en la niñez y la adolescencia. También existe una presencia poderosa de por sí, llena de personas, objetos y espacios asociados que pueden reforzar (o limitar) el sentido de identidad y la comprensión del mundo; ambos en constante evolución.

En este sentido, se consideran agentes de socialización también a los amigos, las instituciones, la televisión, la radio y la internet, para mencionar solo algunos que tienen las características necesarias para influir en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes

 

Un ambiente protector en el entorno social se genera:

  • Con políticas de apoyo a la niñez, adolescencia y juventud.
  • Con el desarrollo de programas de prevención que incluyan mitigación o desaparición de factores de riesgo, y promoción de factores protectores.
  • Con planes de desarrollo para el fortalecimiento de la familia y construcción de vida.
  • Con el trabajo en red, involucrando a los actores sociales como medios de comunicación, empresas y organizaciones de la sociedad civil, a fin de difundir conocimiento y crear conciencia sobre la responsabilidad social.
  • Con espacios que propicien la reflexión. 

Fuentes:

Página web: UNICEF